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Nava es un rincón de Asturias que, como un libro abierto, narra historias de tradición, belleza natural y cultura vibrante. Este pintoresco municipio, conocido como la cuna de la sidra natural, es un destino que cautiva con su magia y autenticidad, ofreciendo una experiencia que va más allá de lo común.
En el corazón de Nava, el Festival de la Sidra se alza como una celebración monumental de la tradición sidrera, un evento declarado de Interés Turístico Nacional que transforma la localidad en un bullicioso escenario de fiesta y sabor. Desde la década de 1960, el festival ha sido el epicentro de la cultura sidrera, atrayendo a miles de visitantes que se deleitan en el arte de escanciar la sidra, una tradición que, como un ritual sagrado, se transmite de generación en generación. El Museo de la Sidra, ubicado en el centro de la villa, es un tributo a esta emblemática bebida, ofreciendo una experiencia inmersiva y educativa sobre el proceso de elaboración de la sidra, desde la cosecha de las manzanas hasta el embotellado, y permitiendo a los visitantes degustar esta exquisita bebida en un entorno interactivo y fascinante.
Sin embargo, Nava es mucho más que su famosa sidra. La localidad está rodeada por un paisaje de ensueño que combina la serenidad de la Sierra de Peñamayor con la riqueza histórica de sus monumentos. La Sierra de Peñamayor, con sus imponentes picos y verdes colinas, ofrece un paraíso para los senderistas y amantes de la naturaleza. Los senderos serpentean a través de bosques frondosos y praderas suaves, proporcionando vistas panorámicas que parecen pintar un cuadro en cada estación del año. En otoño, el espectáculo de la berrea de los venados añade una dimensión mística al paisaje, llenando el aire con sus poderosos bramidos y sumergiendo a los visitantes en una experiencia natural única y sobrecogedora.
El patrimonio histórico de Nava también es una joya por descubrir. Los elegantes palacios antiguos, como el Palacio de La Cogolla y el Palacio de La Ferrería, son testigos silenciosos de la historia que han acompañado a la famosa Doña Jimena, esposa del Cid Campeador. Estos edificios históricos, con sus fachadas majestuosas y sus interiores llenos de historia, ofrecen un viaje en el tiempo y un vistazo a la vida de épocas pasadas. Además, la aldea de Ceceda, situada en un alto con vistas al río Piloña, es un encantador ejemplo de la arquitectura tradicional asturiana, con sus hórreos y casonas indianas que añaden un toque pintoresco al paisaje.
En el aspecto gastronómico, Nava se erige como un auténtico paraíso culinario que seduce a los paladares con una riqueza de sabores y tradiciones. Los quesos artesanales de la región son verdaderas joyas de la gastronomía asturiana, destacando especialmente el célebre queso de Ovín. Este exquisito manjar, con su textura cremosa y su sabor robusto y matizado, refleja el profundo conocimiento y la habilidad de los maestros queseros locales. Cada bocado de este queso es una inmersión en la tradición y en la dedicación que se ha transmitido a lo largo de generaciones, ofreciendo un auténtico festín para los sentidos.
La oferta gastronómica de Nava no se limita a los quesos, sino que se enriquece con las tradicionales espichas, festividades locales donde la sidra se convierte en el centro de atención. Durante estas celebraciones, los visitantes pueden disfrutar de una experiencia culinaria auténtica, en la que se sirven platos preparados con ingredientes locales frescos y de temporada. Las espichas, con su ambiente festivo y alegre, son una ocasión para reunirse, compartir historias y celebrar la vida al ritmo de la sidra, una bebida que es más que una simple bebida, sino un símbolo de la cultura asturiana.
Los llagares, esos encantadores establecimientos donde se elabora la sidra con esmero y pasión, son el corazón de la tradición sidrera en Nava. En estos lugares, la sidra se produce siguiendo métodos artesanales que han sido perfeccionados a lo largo del tiempo. La dedicación y el cuidado en cada etapa del proceso de elaboración se reflejan en el sabor distintivo de la sidra, que captura la esencia de la región y ofrece una experiencia sensorial única.
El animado mercado semanal de Nava es otro de los grandes atractivos gastronómicos de la localidad. Este vibrante mercado, lleno de colores y aromas, ofrece una amplia gama de productos locales y artesanales que reflejan la riqueza del entorno. Desde frutas y verduras frescas hasta productos de panadería y embutidos, el mercado es un festín visual y gustativo que permite a los visitantes sumergirse en la auténtica cultura alimentaria de Nava. La combinación de estos elementos contribuye a crear una atmósfera acogedora y vivaz, donde la gastronomía se celebra con alegría y pasión, haciendo de Nava un destino imprescindible para los amantes de la buena comida y la auténtica tradición.
En Nava, la experiencia turística va más allá de su deliciosa gastronomía y vibrante cultura, ofreciendo una serie de lugares cautivadores que merecen ser explorados. El Museo de la Sidra, situado en el corazón del municipio, brinda una inmersión fascinante en la tradición sidrera asturiana a través de exposiciones interactivas que celebran el arte de elaborar esta emblemática bebida. La encantadora aldea de Ceceda/Cecéa, con su arquitectura tradicional que incluye hórreos y casonas asturianas, destaca por su Capilla de Santa Lucía, cuyos frescos del siglo XVII ofrecen un vistazo a la rica historia local. No muy lejos, Piloñeta, situada al pie de la majestuosa Sierra de Peñamayor, invita a los visitantes a recorrer la Ruta de la Ribera del Río Peña o Río Prá, donde los antiguos hórreos y molinos de agua pintan un cuadro idílico de la vida rural asturiana. Desde aquí, el sendero asciende a Campanal, una aldea con impresionantes vistas panorámicas y un profundo interés etnográfico, completando así una experiencia turística que fusiona la tradición, la historia y la belleza natural en un solo y encantador destino.
En suma, Nava es un destino que ofrece una experiencia profundamente enriquecedora. Desde sus celebraciones vibrantes y su rica herencia cultural hasta su deslumbrante belleza natural, cada rincón de este encantador municipio invita a los visitantes a sumergirse en una experiencia única, que combina la tradición con la modernidad en un abrazo cálido y genuino. Es un lugar donde la historia, la naturaleza y la gastronomía se entrelazan para crear recuerdos inolvidables.